Preocupados, adultos y adultas nos pasamos el tiempo preocupados por los niños, con la sensación de que algo no estamos haciendo bien: ¿Será suficiente? ¿No lo será? ¿Tiene cosas que mejorar?
¿Necesita refuerzo en las áreas de su desarrollador? ¿Come equilibrado? ¿Y si no está comiendo la cantidad de fruta recomendada? ¿Y si se pasa con los lácteos?
Cuando las personas adultas hablamos de la infancia tenemos miedo de no hacer suficiente, porque claro, los niños y niñas no vienen con manual de instrucciones y, ¿qué hacemos? buscamos el manual en internet; de repente mil páginas hablando de lo que es mejor para la infancia, 10 tips de las 10 cosas que tienes que hacer con tus hijos e hijas para que sean los mejores, 10 tips para conseguir que comen sano, 5 consejos para dormir en 15 segundos… Y tenemos la sensación de no hacerlo bien y que los trucos que a TOT.
Bien, no hay trucos hay tiempo en la era sin tiempo.
La infancia tiene su ritmo, cada criatura tiene su ritmo y ese ritmo debe ser respetado. Porque aunque plantemos hoy una semilla, por mucho que la regamos cada hora durante 24 horas, mañana no habrá salido la planta, como mucho la habremos ahogado. A la plantita, como nuestros hijos, hay que darle tiempo, luz, agua y respetar su ritmo.
Debemos dejar que tocan la tierra, que se manchan con la comida, que bañan con la lluvia y que gastan botas de agua para pisar charcos, que aprendan a subir pero también a bajar, que se paran a observar caracoles oa coger piedras “especiales” de camino a la guardería, porque todas estas vivencias son emociones.
Están viviendo por primera vez y hay que acompañar esas vivencias con la mirada y con el cariño, tal y como son, sin comparaciones, sin etiquetas, disfrutar del desarrollo y tratar cada momento como es ya nuestra criatura con su esencia, sin presiones y sin comparaciones.
Nadie ha dicho que sea fácil, habrá momentos a los que tendremos tomada o que por su seguridad debemos tomar decisiones, o que nos equivocaremos pero que sabremos pedir perdón, que no pesen más esos momentos, y ahí tendremos el aprendizaje más valioso, porque los niños y niñas lo hacen de manera casi inconsciente.
Paramos, respiramos, vivimos los momentos (un tópico) que pasan muy aprendida y piensa que:
¡SOIS UNAS FAMILIAS MARAVILLOSAS! ¡LO ESTÁIS HACIENDO GENIAL!
Ariadna Suay,
Coordinadora Escuela Infantil Municipal Alfafar
