Había una vez ... ¿verdad que estas palabras nos transportan a cuando éramos pequeños y pequeñas? Seguro que las hemos escuchado muchas veces, y hemos suspirado por lo que venía detrás…
¿A quién no le gusta escuchar un hermoso poema o leer una buena historia?
A nuestros niños y a nuestras niñas también les gusta, pero posiblemente aún no lo saben, sólo disfrutan de ese ratito mágico. Seguro que si les ofrecemos los recursos y tiempos adecuados, también les gustará y se enamorarán de la literatura. Las criaturas, de hecho, primero aman escuchar cuentos por el vínculo que esto crea con la persona adulta y con el tono de voz, y después aman contarlos y ser partícipes de la historia.
En ocasiones se habla poco de la literatura y la narración desde el nacimiento, pero no por eso es menos importante. Al igual que con la música, los bebés reaccionan con nuestra voz. Además, sin darnos cuenta, a menudo modulamos la voz y su tono cuando cantamos canciones o contamos cuentos. Para los más pequeños y las más pequeñas escuchar historias les resulta muy satisfactorio, puesto que aunque no puedan entender el contenido ni los personajes del cuento, nosotros les transmitimos diferentes sensaciones que les hacen sentir a gusto y disfrutar de ese ratito mágico con el adulto. Aquí comienza el amor por la literatura.
En nuestras escuelas, ofrecemos cada día espacios y recursos para favorecer el aprecio hacia los cuentos. Por una parte, preparamos un espacio acogedor donde puedan estar relajados y relajadas disfrutando de este rato, por otro cuando contamos cuentos en el aula y nos adentramos en elaventura de la narración y dejamos que conozcan los cuentos, los exploren y creen su propia historia.
Así nosotras, las educadoras y educadores, mediante el elemento sorpresa que supone una nueva historia hacemos partícipes a las criaturas y les contagiamos el amor por la literatura. Puede ser que el cuento ya lo conozcan, pero si les gusta lo vuelven a vivir y ya saben lo que va a pasar. Disfrutan recordando la historia y, a veces, incluso contándola o variaciones.
Los niños y niñas se emocionan cuando les preguntamos si quieren un cuento. Para ellas y ellos, representa un momento de encuentro, de calma…pero también de emoción en la que se sienten reconocidos. Donde se hace un lazo invisible que une al narrador o narradora y al que escucha para que ambos puedan disfrutar de la experiencia. Es un momento mágico, donde podemos mirarnos a los ojos, donde las palabras suenan mejor, donde escuchar y ser escuchados y escuchadas.
Si las maestras amamos contar cuentos, las criaturas también lo amarán y nos aprenderán.
A continuación, os mostramos algunos espacios de nuestras aulas donde se llevan a cabo los momentos de encuentro para empezar una nueva historia y donde comienza el aprecio por la literatura.