“Todo lo que hacemos por un niño o una niña que podría hacer por sí mismo, no sólo no le ayuda, sino que evita su aprendizaje”.
Emmi Pikler (1902-1984)
Como responsable de una casa cuna situada en Budapest, Emmi Pikler diseñó un modelo de atención personal donde los niños y niñas establecieron vínculos cálidos con sus educadoras, gracias a los cuidados recibidos en los momentos de atención a sus necesidades básicas.
Estos momentos generan un sostén afectivo que permiten la actividad autónoma, donde las criaturas desenvuelven sus capacidades moviéndose en libertad, y sin más estímulo externo que la preparación de un entorno que facilita este movimiento.
El planteamiento de Emmi Pikler ha sido inspirador para la actividad pedagógica en la educación infantil, y también en base a éste, se ha elaborado un original equipamiento para las escuelas.
